Dijous 28 de Setembre
Èxode 35 i 36
Todo aquel que tenga habilidades especiales, que
las ponga al servicio del Señor para hacer lo que Él ha mandado.
El
Señor pidió a su pueblo que pusieran sus habilidades naturales al servicio de
su obra. No está hablando para nada de dones espirituales, no está dirigiéndose
a los sacerdotes o a los levitas. El mandato, y a la vez la oportunidad, está
dirigida a todos los miembros del pueblo, todos tienen el privilegio, el
derecho y la responsabilidad de contribuir a su obra con las habilidades
personales, fueran las que fueran.
No
veo gran diferencia con nuestra situación actual. Todos, sin excepción, estamos
llamados a construir el Reino de Dios (no a hacer nuestra iglesia local más
grande, rica e influyente) y todos lo hacemos desde la realidad en la que
vivimos, nuestros trabajos, nuestros estudios, nuestro entorno, etc., y todos
los hacemos con las habilidades que tenemos, la formación que hemos adquirido,
las capacidades profesionales que hemos desarrollado. Pienso que es importante
porque el Reino se construye en cualquiera que sea el lugar donde el Señor nos
ha colocado.
El
reto para la inmensa mayoría de nosotros consiste en saber cómo nuestras
habilidades pueden ayudar en esa construcción y cómo la llevo a cabo. De qué
modo siendo una ama de casa, un estudiante, un obrero manual, un agricultor, un
pensionado, un doctor, un ingeniero, un desempleado, puedo edificar el Reino y
cómo el Señor puede usarme donde estoy y como estoy.
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