Divendres 29 de Setembre
Èxode 37 i 38
Los
israelitas lo hicieron todo conforme al mandato del Señor a Moisés.
Lo que el Señor mandó los
israelitas lo cumplieron, así de claro, así de contundente.
Al leer estas palabras he
tenido, forzosamente, que pensar en mi propia vida y en qué medida esto es una
realidad en mí. No hablo de perfección, soy consciente de no tenerla y que no
podré adquirirla en ningún ámbito de mi vida, sino de proceso, de estar en ese
proceso en que consciente, intencional y voluntariamente voy moldeando mi vida
para ser más similar a Jesús y al hacer esto volverme más y más auténticamente
humano pues, al fin y al cabo, en eso consiste la imitación del Maestro.
Al leer estas palabras
también he tenido que pensar en aquellas áreas o aspectos de mi vida que no
están en proceso porque he decidido que no voy a hacerlo conforme al mandato
del Señor. Esas áreas de tensión, de lucha, de desobediencia, en las que el
seguimiento de Jesús se hace difícil porque hay precios que pagar, cambios que
introducir, hábitos que construir o, por el contrario, destruir y, a pesar de
entenderlo todo, valorar la gracia y tener un deseo auténtico y genuino de
seguir a Jesús, cuesta.
Por eso pienso que son tan
importantes los momentos y los espacios de reflexión en nuestra vida que nos
permitan contemplarnos a nosotros mismos desde la distancia y valorar en qué
áreas estamos en proceso y en cuáles estamos en desobediencia.
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