Dimecres 19 d’Octubre
Mateu 6: 24
24 »Ningú no pot servir dos senyors, perquè si estima l'un, avorrirà l'altre, i si fa cas de l'un, no en farà de l'altre. No podeu servir alhora Déu i el diner.
Salm 15
Señor
¿Quién se hospedará en tu tienda?
¿Quién
habitará en tu monte santo?
Nuevamente me encuentro
delante de un salmo bastante corto en el cual el salmista la pregunta a Dios
acerca de las cualidades que debe tener la persona que desee acercarse a Él y
tener una relación de amistad con Él.
A continuación el escritor
desgrana una serie de características que debe tener esa persona. Lo curioso
para mí es que todas ellas se pueden agrupar en dos grandes categorías,
aquellas que tienen que ver con mi corazón hacia Dios y aquellas que tienen que
ver con mi corazón hacia mi prójimo.
A los ojos del salmista, y
creo que esto es corroborado por toda la Escritura, no es posible estar a bien
con Dios, o pretenderlo o declararlo, sin, al mismo tiempo estar bien con
nuestro prójimo. Fue el mismo Jesús quien afirmó que no podemos ser perdonados
por Dios si nosotros mismos no estamos en paz y en perdón con otros.
Como tantas y tantas veces la
Biblia nos enseña la relación con Dios tiene una dimensión vertical y otra
horizontal, nuestro prójimo. Ambas deben de estar en "buena forma" y
una no puede ser un sustituto de la otra.
La lección del salmo para mí
es que la espiritualidad consiste en amar a Dios y hacer lo mismo con mi
prójimo.
Un principio. Mi relación con
Dios tiene dos dimensiones, una vertical y otra horizontal, mi prójimo.
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